Dedalus and Arianna

Marisa Menolotto está por jubilarse. Mira atrás y hace un balance de su experiencia en el CEE: «Altos y bajos.», afirma. Sí está un poco desilusionada – son tiempos difíciles – pero a pesar de esto no ha perdido su capacidad de entusiasmarse. El quince de enero pasado participó, junto con otros delegados y con un grupo de funcionarios sindicales, en un encuentro sobre comités de empresa europeos que se celebró en la Cgil Lombardia bajo iniciativa del Departamento de Políticas Internacionales.

«Fue realmente alentador notar el aumento de interés con respecto a los comités de empresa. Hasta hace poco tiempo se respiraba un clima diferente. Éramos pocos, a veces desanimados. Todo lo contrario de hoy. Escuché testimonios ricos de ideas para proyectos futuros. Para los empleados de las multinacionales, el CEE representa el futuro. No podemos renunciar a este instrumento.»

Una jornada de formación por tanto se transformó en una ocasión para compartir nuestras experiencias y las buenas prácticas que habíamos experimentado hasta entonces. La motivación a no rendirse frente a las dificultades puede venir precisamente del diálogo con otros. El CEE de Credit Suisse tiene una historia bastante discontinua. Los frecuentes cambios de dirección han obstaculizado el desarrollo coherente y progresivo del comité. Los pasos para adelante estaban seguidos por retrocesos, con recaídas sobre el funcionamiento y la utilidad del mismo. Además, la falta parcial o total de sindicalización de algunos delegados – los ingleses, en particular – creó determinada ambigüedad sobre cuáles eran los intereses por defender: si los de los trabajadores o los de la multinacional.

«Yo represento a los trabajadores y francamente me resulta difícil entenderme con quienes apoyan tesis filo-empresariales. Quizás, el miedo de recibir represalias juega un papel en esta falta de visión. El resultado, desafortunadamente, es que nos hallamos en una situación de estancamiento. Varias veces, en estos largos años, he estado a punto de dejarlo todo. Pero nunca lo he hecho. La pasión que me conecta al CEE es demasiado profunda. Observo los éxitos de otros comités de empresa y pienso que entonces es posible influir en las políticas del Grupo. En definitiva, no pierdo la esperanza.»

Marisa Menolotto ha hablado de su experiencia en presencia del colega que la sucederá. Es una decisión precisa, dictada otra vez más por la necesidad de crear conexiones y momentos de diálogo. «A él, que dentro de unos meses tomará mi lugar, le deseo solo una cosa, la más valiosa: que pueda sentir ese mismo impulso a actuar gracias al cual yo di mis primeros pasos en el CEE.»