Dedalus and Arianna

Eugenio Borella opina que los CEE deberán desempeñar un papel más visible en el sistema de relaciones laborales. Además, cree que las relaciones entre los sindicatos y las multinacionales no deberán limitarse solo a contactos intraeuropeos. El juego verdadero ocurre según el guión global. Hablamos con él cuando acaba de volver de Japón, donde participó en una reunión del comité internacional Tenaris.

¿Cómo fue la reunión?

Depende del aspecto en que nos enfoquemos. Nuestra plataforma funciona desde el año 2007 y la componen los representantes de ocho países. Nos encontramos una vez al año para compartir información y pronósticos para el futuro. Las perspectivas no son buenas. Este año el balance se ha encerrado con un valor inferior en un 30%, sin embargo, seguimos teniendo saldo positivo. Las dolorosas cuestiones de salarios y empleo: ambos índices van bajando. Y, desgraciadamente, como comité no somos capaces de hacer nada. La multinacional nunca ha reconocido nuestra organización. Sabemos qué está ocurriendo en nuestros centros. Somos capaces de obtener una visión clara y completa de todos los elementos y determinar nuestras condiciones de trabajo, pero no podemos confrontarnos con el consejo de administración. Es un problema grave.

Sin embargo, habéis intentado ejercer la presión…

Hace dos años el comité se reunió en Argentina donde se encuentra la sede de la sociedad dominante de Tenaris. Fue una oportunidad para ejercer la presión, para que nuestro comité fuese reconocido. Pedimos una reunión con el presidente del Grupo. Si no lo hubiera aceptado, teníamos planificado organizar una huelga o manifestación. No nos encontramos con el presidente y los sindicalistas locales no estaban de acuerdo con qué medidas habría que tomarse.

¿Cuál será entonces el papel del comité internacional?

Tomamos medidas para la concienciación sobre las cuestiones de seguridad, preparamos peticiones, escritos. Organizamos acciones de solidaridad, denunciamos prácticas antisindicales. Una vez conseguimos que un trabajador colombiano, despedido sin justificación, recuperase su puesto.

¿Crees que los CEE podrán contribuir al apoyo de los órganos como el tuyo en el contexto global donde todas las entidades entran en relaciones mutuas entre sí?

Esto es posible, sin embargo, ahora los CEE tienen límites y hay que ser consciente de ellos. Los CEE no pueden llevar a cabo negociaciones colectivas. Sería sumamente importante que recibieran tal competencia y pudieran tener más influencia en las decisiones de las multinacionales. No es nada fácil, desde luego. Tal cambio afectaría muchas áreas, incluida la renuncia de una parte de soberanía por parte de los sindicatos. En cada caso hay que probar.

¿Para qué?

Para garantizar los mismos derechos a todos los trabajadores, independientemente del país de su procedencia. Para intervenir en los asuntos relacionados con las desigualdades derivadas del dumping.

Parece que en algunos aspectos el comité internacional y los CEE se mueven por las pistas paralelas combatiendo sus propias limitaciones y ambiciones.

Pero son entornos con un lenguaje común. Cito aquí un ejemplo de plantas siderúrgicas. Todos saben que generan contaminación, por tanto, se trasladan fuera de Europa. Sin embargo, esto no elimina el problema. Es al revés: abre las puertas para trasladar todo al extranjero. Creo que necesitamos una gestión mundial de los procesos económicos y sociales. No digo que los salarios deban igualarse, sin embargo, es necesario implementar reglas aplicables a todos en ciertas cuestiones básicas. Pienso aquí en la seguridad, medio ambiente, trabajo de menores. En un mundo globalizado siempre perdemos si no existe un control de los derechos de los trabajadores.