Dedalus and Arianna

Tino Arrighi sueña con una huelga europea imponente, con trabajadores de las plantas más recónditas donde Henkel ha colocado sus establecimientos. Obreros conscientes de la relación estrecha entre estrategias globales y destinos privados, en marcha juntos con representantes que en su papel identifiquen una vanguardia.

«Sería una verdadera necesidad. En Europa, la política económica está dominada por Bruselas y por las decisiones de la BCE que deciden sobre nuestras vidas, y sin embargo nos cuesta adaptar la lucha a la dimensión europea. Pero lamentablemente esa famosa huerta que seguimos mirando, ya no existe desde hace mucho tiempo.»

En un movimiento sindical centralizado Arrighi reconoce una condición esencial para producir el cambio de mentalidad deseado. Con respecto a la parte que el CEE tendría en este proceso, cabe hacer algunas distinciones. A veces, en el comité prevalen las posiciones filo-empresariales, debidas a las maneras diferentes y a veces contrastantes de concebir la función del mismo, por parte de delegados que vienen de varios países. Esto evidentemente constituye un obstáculo. Pero si miramos el mérito, los esfuerzos hechos por personas que tratan de establecer una unidad de intentos, entonces las cosas cambian. El CEE en ese caso es un laboratorio extraordinario para generar buenas prácticas.

«Para mí se trata de una experiencia importante – continúa Arrighi, que es también miembro del comité restringido – Las discusiones siempre son extremadamente abiertas y en las cuestiones importantes nunca han valido egoísmos.»

Arrighi recuerda el éxito obtenido por el CEE cuando sensibilizó Henkel sobre el tema de la responsabilidad social. Un caso clásico es la desigualdad en el trato de empleados de diferentes países, o, a veces, de la misma planta. En Bulgaria, por ejemplo, solamente los empleados podían acceder al comedor. Gracias a las presiones ejercitadas por el comité, el servicio se extendió también a los obreros.

Sostenibilidad medioambiental, seguridad, subvenciones para el núcleo familiar del trabajador: cuando los delegados están unidos, es posible mejorar en más de un frente la calidad del ambiente en la empresa y su impacto en el territorio.

El problema, para Arrighi, es la falta de planificación. El CEE de Henkel no padece particulares carencias. La información se proporciona a los trabajadores, la confidencialidad no es un límite. La comunicación está bien gestionada. El único problema es la consulta. Los delegados siempre han pedido más tiempo para profundizaciones, pero la empresa nunca lo ha aceptado. Con excepción de esto, el funcionamiento correcto del CEE que se ha podido constatar hasta ahora se basa casi exclusivamente en la buena voluntad de sus miembros. Falta una formalización de los métodos que se han introducido gradualmente.

«Predomina el ‘hazlo tú mismo’. La eficacia del CEE depende del esfuerzo cotidiano de los delegados, de la red de solidaridad que hemos logrado tejer. Obtener buenos resultados no es nada fácil. Cuando sí sucede, tengo que admitirlo: es una gran satisfacción.»