Dedalus and Arianna

La fábrica de Alfa Romeo de Varese ha representado una de las plantas productivas más importantes de Italia, en términos de historia y cultura sindical. Fue aquí, en los comienzos de su experiencia como delegada sindical, donde Stefania Filetti oyó hablar de los comités de empresa por primera vez, aunque nunca había estado en ninguno. En esa época, los temas internacionales no estaban entre los debates cotidianos, pero la intuición de algunos funcionarios, junto con el interés que la nueva directiva sobre los comités estaba suscitando por el mismo, abrió el camino para el rico debate que tenemos hoy en día.

¿A raíz de los cambios en los últimos años, piensas que los comités tienen ahora un nuevo potencial?

Los comités poseen muchas potencialidades. Una de las más importantes es la creación de una mayor coordinación entre las organizaciones sindicales y entre los delegados de distintos países. En algunos casos esto ya es real. Yo creo que poder contar con un diálogo constante entre los delegados ha permitido, por ejemplo, tener una idea más clara sobre qué impacto van a crear estos años de crisis, qué va a ocurrir, cómo se desarrollará la negociación nacional, en qué medida todo esto va a influir en los contratos de segundo nivel. Muchas de las capacidades futuras de los comités dependerán de las decisiones políticas.

¿Te refieres a la posibilidad de conceder poder de negociación a los comités de empresa?

Los comités deberían poder negociar. Pero antes tenemos que definir algunos aspectos. Hay que tener una visión clara del tipo de negociación de la que hablamos. ¿Podría tratarse de una negociación limitada a algunos temas? ¿Tendría que ver con líneas estratégicas? Un aspecto que hay que tener en cuenta es que las organizaciones sindicales tienen que ceder su soberanía a los comités. Un tema candente que podría esconder numerosas insidias tanto en las distintas legislaciones laborales, como en los diferentes sistemas de negociación existentes en los varios países.

¿Hay un antídoto?

Quizás no solo uno. De todas formas, creo que debemos apuntar a la formación. Sin duda los miembros de los comités tienen que disponer de recursos y continuos cursos de formación. Hay que sindicalizar los comités de empresa y esto se consigue dándoles poder de negociación, lo cual nos lleva nuevamente a lo que hablábamos antes. De no ser así, acabaría prevaleciendo una función únicamente basada en la difusión de información.

¿Crees que la información y la consulta son prerrogativas débiles de los comités de empresa?

No exactamente. El derecho/deber de recibir información y la consulta son instrumentos importantísimos; sin ellos el comité no tendría por qué existir. Las mejoras, las buenas prácticas, los éxitos obtenidos son el resultado de estos elementos básicos. Sin embargo, si nuestro objetivo es el rol negociador de los comités, no son suficientes. En resumidas cuentas, tenemos que instar las multinacionales a que dialoguen seriamente con las organizaciones sindicales, antes de tomar cualquier decisión.

¿Por cómo hoy están las cosas, piensas que la acción de los comités puede influir en la negociación territorial?

No estoy totalmente convencido. Miremos los últimos años: recortes, reducción de los derechos y del coste del trabajo en todos los países de la UE. Si el mensaje que pasa es este, creo que la influencia ejercida por los comités en la negociación de segundo nivel – me refiero en particular a los comités más cercanos a las empresas que a los trabajadores – puede incluso ser percibida como negativa. Dicho esto, siempre hay que aprovechar las buenas ocasiones generadas por el diálogo. Volviendo al tema de la negociación, si un país resulta ser más avanzado que otro, tenemos que utilizar el comité de empresa también, para llevar los dos países al mismo nivel.