Dedalus and Arianna

«Es como un partido de ajedrez. Cada movimiento desencadena otro y al final se genera un cambio total de escenario, que es el resultado de una estrategia. Con las multinacionales pasa lo mismo. Lo que acontece en Italia se refleja en Polonia. Luego en Francia, en Alemania…Ser miembro de un Comité de Empresa significa ver todo esto desde cerca. Me gusta. Me ayuda a tener una idea de cómo van las cosas y sobre todo a entender por qué las cosas pasan. »

Hay otro componente que Andrea Capelli, empleado de Solvay, considera fundamental en su rol dentro del Comité: presentar la experiencia italiana en Europa, frente a los delegados extranjeros. En las reuniones restringidas de los Comités, la presencia de Italia es escasa. Hay que aprovechar las oportunidades. «Trato de jugar mi papel» afirma. En Bruselas y en Italia también. Capelli es uno de los promotores de una coordinación nacional formada por Solvay y por las representaciones sindicales de Solvay en los demás países. Se encuentran una vez al año para hablar de cómo van las cosas. Además de la reunión oficial, hay momentos más informales que ayudan a crear un buen ambiente, facilitando el diálogo. «La iniciativa ha suscitado interés incluso fuera de las fronteras nacionales. Ya se trata de una experiencia consolidada – vamos con la sexta edición – y los demás países nos están pidiendo detalles sobre la organización de dicha iniciativa. En el futuro, lo ideal sería pasar de una a dos citas anuales.»

Todo esto supone un gran trabajo porque, como destaca Capelli, crear red es un esfuerzo continuo. Sin embargo merece la pena. «La inspiración y las buenas ideas vienen del contacto con los demás. En Francia, por ejemplo, los Comités de Empresa pueden contar con el apoyo de un experto que los ayude a interpretar los aspectos financieros del mercado. Todo a cargo de la empresa. Desenvolverse bien con los números es una gran ventaja. En las reuniones los delegados franceses conocen y desglosan estos detalles y así logran poner la empresa en dificultad. No estaría mal hacer formación sobre los aspectos económicos y financieros en Italia también.» Capelli se expresa con claridad, pero sus declaraciones no son tajantes. El concepto de diferencia tiene varias caras. A veces es un límite, sobre todo cuando se trata de diferencia a nivel transnacional. «Deberíamos hablar con una única voz y no siempre lo logramos. Somos diferentes. La Unión Europea…» Lo interrumpimos para preguntarle: ¿la creación de un verdadero movimiento sindical europea puede contribuir a la unión política y civil entre los Estados? «Sí – contesta – pero no él solo. No es fácil. Sin embargo creemos en ello.»